jueves, 6 de marzo de 2014

Las alternativas de vivienda se abren paso en IMSERSO.

¿Dónde queremos envejecer?

Respondemos rápidamente, como lo hace la inmensa mayoría de las personas mayores: 9 de cada 10  quieren vivir en su casa, incluso aunque vivan solos. Es un dato de la Encuesta a las Personas Mayores 2010 de IMSERSO.
Vivir en casa
No es tan fácil lograr ese deseo. Las razones son múltiples:
-La vivienda resulta inadecuada (barreras arquitectónicas, falta de ascensor, condiciones térmicas inadecuadas, con problemas de seguridad, con necesidad de mantenimiento que la persona mayor ya no se siente capaz de afrontar, etc.)
- La persona mayor requiere ayuda para realizar tareas domésticas o quehaceres diarios fuera de sus hogares. A menudo es difícil llevar la ayuda a la vivienda existente, sobre todo en el medio rural. O no hay recursos para contratar dicha ayuda…
Estos son los motivos que se esgrimen en el documento que el pasado jueves se presentó en la sede de IMSERSO: «Propuestas para el desarrollo de las orientaciones del Consejo de la Unión Europea relativas a las personas mayores». El texto no se refiere tan solo a la cuestión de la vivienda, sino que plantea medidas y propuestas a los problemas que preocupan a las personas mayores, todo ello en coherencia con las orientaciones que la Unión Europea expuso con ocasión del Año Europeo de Envejecimiento Activo 2012.
En el documento de debate se exponen propuestas relativas al empleo, a la participación en la sociedad (envejecimiento activo no solo como un derecho, sino como deber ciudadano), a la igualdad de oportunidades y a la vida independiente (fomento de salud, alojamiento, transporte y fomento de autonomía a todos los niveles).
Merece la pena su lectura atenta. Nosotros queríamos centrarnos, como corresponde al principal objetivo denuestra asociación, la mejora del medio físico y social, en el problema de la vivienda:
Las propuestas para enfrentarnos a las dificultades arriba expuestas (principalmente, vivienda inadecuada, o aspectos de la vida cotidiana no suficientemente resueltos) son, en muchos casos, bien conocidas (aunque no suficientemente dotadas económicamente por la administración): subvenciones para el arreglo de viviendas, eliminación de barreras arquitectónicas, prestación de ayuda doméstica para el día a día (dentro y fuera del hogar), implementación de servicios de teleasistencia…

Nuevos modelos de vivienda

Pero además se incluyen medidas novedosas, en la línea de lo que venimos reclamando en los últimos años desde asociaciones como Jubilares: nuevas alternativas residenciales para la vida independiente. Así pues, el IMSERSO hoy propone:
“Por lo que se refiere a la atención social de las personas mayores en sus propias viviendas, con el fin de que puedan mantenerse el mayor tiempo posible en su medio habitual de vida, convendría tomar las siguientes medidas: (…) Impulsar ayudas de vivienda para las personas mayores, prestando especial atención a las que viven solas, a través de subsidios de alquiler, iniciativas de viviendas en cooperativa y similares. (…) Fomentar (…) nuevos modelos de vivienda que den respuesta a sus necesidades y pueda participar activamente en la sociedad.”
Para las personas mayores con discapacidad  “Es preciso promocionar fórmulas y opciones residenciales diversificadas: viviendas de apoyo, apartamentos y pisos asistidos, pisos compartidos, residencias, etc., que faciliten que las personas mayores con discapacidad puedan envejecer en el entorno donde han vivido…”
Creemos muy positivo y conveniente este enfoque en la politica sobre envejecimiento activo, en concreto sobre el alojamiento adecuado para dicho envejecimiento activo. Existen alternativas de vivienda a las tradicionales y es preciso que entre todos (y la Administración juega un papel esencial) ayudemos al impulso de las distintas propuestas, más aún de las que parten de los propios implicados. Es el ejercicio coherente con una política de fomento de participación de las personas mayores, y de la apuesta por su autonomía.
Llevarnos la casa
Vivir en “nuestro entorno” puede significar desde vivir en nuestro barrio, en nuestra propia comunidad hasta vivir con nuestras cosas, o con nuestra gente (en otro lugar). Queremos vivir en nuestra casa. Y cada persona habrá de decidir qué es “su casa”.

1 comentario:

  1. Excelente artículo, cabe destacar el grado de depresión y angustia que genera en un ser humano la carencia de un lugar donde envejecer con tranquilidad. Se cuenta algunos casos de ancianos que mueren luego de ser aislado de su entorno natural.

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