jueves, 30 de enero de 2014

“Arrugas” y el cambio de paradigma.


Anteayer volvimos a conmovernos con “Arrugas“, la película escrita por Paco Roca y dirigida por Ignacio Ferreras. El programa Versión Española, de La2, la emitió este martes y ofrece hasta el 12 de febrero gratuitamente la visión del largometraje onlineaquí:
Arrugas comida con los amigos de la residencia
Versión española – Arrugas
Película completa, disponible la visión online gratuita hasta el 12 de febrero de 2013
La película habla de soledad y de amistad, y de esa confusión entre el sueño y la realidad que conlleva el Alzheimer… Pero ¿qué es la realidad, cuando vemos a través de los ojos de su protagonista? A nuestro juicio el gran acierto de la película es la narración desde el punto de vista subjetivo de la persona. Nos sentimos con él (también con el resto de personajes): solos, confundidos, inseguros, a ratos alegres y en otras ocasiones pletóricos de vida.
Muchas de estas emociones vienen determinadas por la relación de la persona con el ambiente que la rodea. La gran puerta opaca que aísla, los fríos pasillos, los sillones individuales dispuestos en línea, el banco que mira hacia la valla… son los elementos que construyen en un entorno físico ajeno a la vida de los moradores.
Arrugas_final_Miguel_Emilio_en_banco
La residencia de “Arrugas” muestra espacios sin vida diseñados para el “cliente”. Según el coprotagonista Miguel: “tus hijos, el gobierno, ellos son tus clientes”.
A las personas que habitaban un lugar como el de la película se les había arrebatado el timón con el que dirigir su vida. Una supuesta  “ayuda” con la maleta, la rápida retirada de los cubiertos al terminar de comer, la toma de las pastillas sin derecho al conocimiento sobre tu propia salud, el incomprensible rato de gimnasia que solo genera más confusión… En la administración de esa residencia está “prohibida la entrada a viejos”no se puede acceder a un teléfono, ni cambiar el canal de la tv, y el“corazón palpitante de la residencia” es un silencioso espacio de personas dormitando en sillones que no miran a ningún sitio.
Y en este ambiente, ¿yo qué hago aquí? Miguel lo expresa con crudeza: “aquí solo hay comer, dormir y cagar”. La institucionalización incapacita y la vida se pierde en ese gueto que segrega personas de otras personas. Ambas se pierden mutuamente.
Hoy el nuevo paradigma en los modelos residenciales pensados para personas mayores  se enfrentan radicalmente a este modelo. El jubilar (o senior cohousing) solo es una alternativa, pero hay otras que han asumido los nuevos planteamientos. Hoy solo el ambiente hogar puede ser el modelo para la construcción de un entorno que a la persona que lo vive le pertenezca. Hoy solo sistemas de atención centrada en la persona son los modelos de asistencia que anteponen las múltiples capacidades de las personas asistidas sobre las escasas cosas que no pueden hacer. La dependencia (que siempre es parcial) se ha de redefinir valorando la independencia o autonomía en todos aquellos aspectos de nuestra (sí, nuestra) vida en los que aún es posible.
En el coloquio que prosiguió a la emisión de la película en La2 se comenta un suceso extraordinario, similar al que escuchamos hace poco referido a un caso en España: cuando Ignacio Ferreras visita en Japón un nuevo centro para enfermos de Alzheimer, un pequeño centro familiar donde se ha creado un ambiente donde la gente vive contenta… uno de sus usuarios comenta “En la otra residencia yo no hablaba, no hacía nada, solo sentado en una silla…” El paso de una residencia con modelo antiguo al nuevo paradigma le había devuelto la vida.

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