martes, 4 de febrero de 2014

Mayores dependientes, mayoría independiente.


Una quinta parte de las personas mayores (las que ya han cumplido los 65) se encuentra en situación de dependencia.
Otro 10% tiene algún tipo de discapacidad.
Aclaración: no debemos confundir “dependencia” (como estado de salud) con “tasa de dependencia”, que es un índice demográfico que expresa el número de personas inactivas respecto de la población activa. Este indicador sí irá en aumento en los próximos años debido al descenso de la natalidad y el incremento de la esperanza de vida. Pero no hace ncesariamente que seamos personalmente más “dependientes”… Veamos:
dependencia y discapacidad mas de 65
Porcentajes de discapacidad y dependencia en personas de 65 y más años.
Fuente: INE: INEMBASE: Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) 2008. Consulta en febrero de 2011.
Según Cristina Villaplana, “El Consejo de Europa (1998) definió de manera general la dependencia como el estado en el que se encuentra una persona que necesita la asistencia de otra para realizar determinadas actividades”. En España la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia,“establece 3 grados de dependencia: dependencia moderada cuando la persona necesita ayuda para realizar actividades de la vida diaria al menos una vez al día, dependencia severa cuando necesita ayuda dos o tres veces al día, y gran dependencia cuando necesita ayuda varias veces al día y debido a su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisa del apoyo continuo de otra persona.”
Parece que, desde las distintas hipótesis que mantienen los expertos citados por Villaplana, a pesar de la futura previsión de mayor esperanza de vida, el tiempo en que, de promedio, permanezcamos con algún tipo de dependenciase mantendrá constante o se reducirá moderadamente. Es decir, viviremos más años y el tiempo de “vida libre de discapacidad” aumentará en la misma cantidad.
Mientras, seguiremos manteniendo unos 3-5 años con discapacidad (algo más las mujeres que los hombres), según la distribución que nos mostraban Antonio Abellán y Rogelio Pujol en un interesante artículo de Envejecimientoenred:
figura-2-esperanza-de-vida-libre-de-discapacidad-por-edad-y-sexo-total-nacional-2008
Esperanza de Vida Libre de Discapacidad, por edad y sexo, total nacional 2008
En otro artículo estos mismos autores muestran cómo la “mala salud mental” está presente en el 15% de los casos de las personas entre 65-74 años, y aumenta hasta poco más del 30% en las personas por encima de los 85 años. En fin, no son datos que agraden a nadie, pero en todo caso vienen a desmentir el estereotipo de persona mayor como principalmente dependiente o con mala salud… Una gran mayoría de las personas mayores no tienen ningún tipo de discapacidad ni dependencia.
Ya vemos que las estadísticas nos ofrecen hoy muchos años de buena salud y algunos con discapacidad. Nos interesa reflexionar sobre el caso de personas que envejecen juntas.  En una residencia de mayores el porcentaje de personas dependientes es mucho más alto (la mayor parte acuden cuando ya están en situación de dependencia). Pero las personas que viven en su casa, también en un jubilar (=”senior cohousing” con previsión de AICP) pueden tener en principio un perfil similar al conjunto de la población. Así pues, podemos concluir que pasados unos años en una cooperativa tipo jubilar:
- Estadísticamente se alcanzaría con el tiempo un porcentaje relativamente estable de un 20% de personas dependientes (30% con discapacidad) en mayor o menor grado, suponiendo un grupo de personas todas de más de 65. Por ejemplo, para una comunidad de unas 40 personas, 8 de ellas podrían ser dependientes. De ellas, las de “moderada dependencia”se pueden ayudar de forma espontánea por los amigos con los que vive, o con un asistente que ayuda a varias personas. Si el grupo cuenta con personas de edad algo menor, la estadística sería más baja.
- Aunando la gráfica de esperanza de vida y esperanza de vida libre de discapacidad podemos concluir que, pasados los años de vida en una comunidad tipo jubilar, no es lógico pensar en un resultado de personas mayoritariamente dependiente. Se trata de uno de los clásicos miedos que nos han sugerido en algunas ocasiones. El perfil del grupo, incluyendo una rotación natural de integrantes de la cooperativa, será más bien una distribución de personas dependientes y no dependientes cercana a la regla general comentada (el 20%). La mayor parte de las personas fallece sin pasar por una etapa de dependencia. Y los nuevos generalmente vuelven a ser no dependientes.
Habitantes del senior cohousing Solinsieme, en Saint Gall (Suiza)
Aunque manejamos ciertas hipótesis, no disponemos de evidencia científica acerca de si la vida activa que aporta un entorno como el del jubilar puede aumentar la esperanza de vida, reducir los tiempos de dependencia o simplemente hacerlos más llevaderos. Y es que los ejemplos internacionalesde senior cohousing rara vez cuentan con la posibilidad de que, por ejemplo, un enfermo de Alzheimer siga permaneciendo en ese hogar. Muchos de los complejos ni siquiera son accesibles a personas con alguna discapacidad física. Nuestra asociación apuesta por un modelo de vida en cohousing hasta cualquier nivel de dependencia. Es el deseo de la mayoría de los que se embarcan en esta aventura. Y hoy sabemos que es posible “vivir en casa” con la asistencia (de tipo domiciliaria) adecuada, bajo un modelo de atención integral y centrada en la persona.

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