sábado, 22 de febrero de 2014

La sexualidad es una parte fundamental de la vida, a toda edad.

EL MORALISMO SOTERRADO DE LOS JÓVENES, CUANDO VEN A DOS MAYORES AMÁNDOSE

ES VERDAD, EL CUERPO CAMBIA

Si bien existe una serie de condiciones físicas y cognitivas que influyen en la sexualidad de los mayores, cabe destacar que estas modificaciones se presentan en forma gradual y diferente, para hombres y mujeres.
Primero, en el caso de las mujeres, existen ciertos cambios fisiológicos que pueden repercutir en su vida sexual, pero no definitivamente, por ejemplo:disminución progresiva del ritmo de ovulación, pérdida progresiva de la capacidad funcional de los ovarios, modificación de la figura corporal, disminución gradual del tejido graso pubiano, disminución del tamaño del útero, trompas de falopio y ovario, pérdida de elasticidad del tejido vaginal, modificación de labios mayores y atrofia progresiva de la mucosa del cuello uterino.
El envejecimiento masculino se produce de manera diferente: disminución del tamaño de los testículos, aumento del tamaño de la próstata, disminución de la espermatogénesis, disminución de la calidad de los espermatozoides y reducción de la producción hormonal (testosterona). Sin embargo, el cese de su fertilidad no es correlativo a la edad (a pesar de que la cantidad de espermatozoides se reduce, su producción continúa la octava década de la vida).

UN GRAN SIN EMBARGO

Más allá de los cambios fisiológicos de hombres y mujeres en el proceso de envejecimiento, se observa que sus capacidades reales para tener relaciones sexuales no se ven lo suficientemente alteradas como para que esto implique un necesario cese de la actividad.
La medicina actual está preparada para asistir a los mayores en estas problemáticas, y de esta manera mantener su calidad de vida en el ámbito sexual.
Ahora, las relaciones sexuales de las personas mayores tampoco tienen por qué verse afectadas por problemas de salud y/o discapacidades (ya sean estas físicas como cognitivas), incluyendo inclusive a las enfermedades más serias.
Algunas patologías, aunque puedan parecer una barrera infranqueable, no influyen mayormente en la dinámica de las relaciones sexuales.
Por ejemplo, las dificultades ocasionadas por artritis y dolor crónico pueden remediarse con la medicación adecuada, ejercicio, descanso, baños calientes y/o cambiando de posición mientras se practica el sexo.
Una diabetes controlada no necesariamente genera impotencia. Además, la diabetes no es propia de los viejos.
La incontinencia urinaria, uno de síndromes geriátricos más frecuente en mujeres, puede afectar la actividad sexual sólo mediante las decisiones de abstinencia que puedan tomar las mujeres que sientan miedo a sufrir una pérdida de orina durante el acto, por lo que también es tratable mediante ejercicios y orientación médica apropiada.
Intervenciones quirúrgicas como la histerectomía (intervención del útero) o la mastectomía (extirpación de la mama) no interfieren en el desarrollo de las relaciones sexuales, sólo afectando negativamente en el disfrute, en el caso de aquellas mujeres que a causa de dichas intervenciones se sientan “menos femenina”, por lo que también es tratable mediante orientación médica y apoyo psicológico adecuado.
Y así hay muchos ejemplos de condiciones físicas y de salud que a primera vista podrían interferir en la vida sexual de las personas mayores, la mayoría sólo lo hace a un nivel psicológico, repercutiendo negativamente cuando a los sujetos no se les presta la ayuda necesaria.
Inclusive, en el de aquellas personas mayores que se encuentran en situación de dependencia (perdidas de funcionalidad y capacidad de ejecutar las AVD), tienen derecho a ser asistidos independientemente de las grandes dificultades que se les presentan para tener relaciones sexuales, especialmente, cuando el deterioro (físico y/o cognitivo se encuentra en estadios iniciales.

LAS IMÁGENES NEGATIVAS SOBRE LA VEJEZ ATACAN NUEVAMENTE

El año recién pasado, fue muy comentada una nueva intervención en salud implantada en la Región de Valparaíso, que contemplaba el reparto de “Viagra” y lubricantes vaginales para todos aquellos mayores que lo requirieran, en el marco de un programa de educación sexual y para la salud, dirigido a este grupo etario.
Captura de pantalla 2013-02-02 a la(s) 18.46.30Captura de pantalla 2013-02-02 a la(s) 18.42.38
Ciertamente, el 44,57% de la encuesta on-line del domingo 30 de septiembre (5 días después de la noticia) da cuenta de una imagen socialmente compartida, sobre la vejez que no acepta la sexualidad como algo normal en esta etapa del ciclo vital.
Los factores psicosociales que condicionan negativamente la sexualidad del mayor, dicen relación con una serie de estereotipos (ideas erradas) que argumentan en torno a una supuesta incapacidad para tener relaciones sexuales satisfactorias.
Se asume como verdad que una vez alcanzada cierta edad, las personas mayores pierden el interés por mantener relaciones sexuales, reservando la sexualidad y la atracción física para la juventud.
Recuerdo una vez que, hablando de estos temas con un grupo de alumnas, mostré unos de los vídeos que aparece abajo de este post. La reacción mayoritaria fue poner caras de desagrado, desviar la mirada… Incomodidad en los gestos… ¿Moralismo soterrado?
Si bien existen importantes diferencias entre el físico de un mayor y el físico de un sujeto que se encuentre una etapa anterior de ciclo vital, así como existe un deterioro que puede repercutir negativamente en la capacidad sexual, esto no significa que se encuentren imposibilitados para continuar con este tipo de prácticas, y menos significa que deba existir un desinterés inherente de este grupo, por la actividad sexual.
Como ya sea ha dicho en muchas oportunidades, los mayores constituyen una población con características heterogéneas.
Cada mayor es distinto, por lo que, en el caso de la sexualidad, cada quién la vivirá de acuerdo a sus propios intereses, capacidades particulares y marco de pensamiento. ¡ESTO ES LO FUNDAMENTAL!
Incluso, el desinterés “real” de los mayores por la sexualidad (no el estereotipado) suele deberse más a las características de la biografía de individuos en la que el sexo nunca jugó un papel central, que a características inherentes a los sujetos, una vez que envejecen.
El estereotipo de la vejez asexuada, censura, niega y/o ridiculiza la sexualidad del mayor.
Para muchas personas es difícil o casi imposible aceptar que los mayores puedan tener necesidad de relaciones erótico-afectivas satisfactorias al igual que el resto de las personas, y el estereotipo se transmite y legitima culturalmente de generación en generación.
El humor suele ser un buen termómetro de este fenómeno. En 2003 Allan Bowd, estudió -a partid de la teoría cognitiva del humor, desde una perspectiva psicoanalítica- 4.200 viñetas de humor gráfico sobre personas mayores, elaborando el siguiente ranking de tópicos estereotipado:
1ro “El hombre mayor impotente”
2do “La mujer mayor fea (poco atractiva)”
3ro “El viejo verde”
4to “La mujer mayor frígida (nada interesada en tener relaciones sexuales)”
5to “El (la) viejo/a inocente (segunda infancia)”
6to “La mujer mayor insaciable”
7mo “El (la) viejo/a olvidadizo/a (problemas de memoria)”
8vo “El (la) viejo/a enfermo/a”
La mayoría de ellos (y en conjunto) hacen referencia a una persona que ha perdido irremediablemente todas aquellas características necesarias para desarrollarse felizmente en el área sexual.
Estas ideas se encuentran tan arraigadas en el “subconsciente colectivo”, que no es difícil suponer que gran parte de la sociedad eche mano a estas caricaturas para pensar en el sexo entre viejos.
viejos 1
Lamentablemente, a nivel individual o psicológico, dichas ideas erróneas sobre la vejez vuelven profecías autocumplidas cuando el mayor decide esconder su atracción sexual por temor a ser socialmente censurado.
Sólo una adecuada educación sexual y gerontológica del mayor podrá desterrar los mitos indicados anteriormente y las consecuencias psicológicas que muchas veces estos pueden tener, como por ejemplo, la culpa.
Las creencias religiosas también ayudan a censurar la actividad sexual de mayor, especialmente en el caso de las mujeres y de los homosexuales. Por ejemplo, en la Iglesia Católica, la sexualidad tradicionalmente ha sido entendida como medio de reproducción y no de placer, condenándose fuertemente cualquier otro tipo de manifestación que transcurra al margen de este objetivo.
Se sabe que gran parte del cuidado formal de personas mayores se encuentra controlado por fundaciones asociadas a la Iglesia Católica, en consecuencia, es posible observar que en muchas residencias de ancianos se suele separar a las parejas, y los homosexuales “vuelven al closet”.
gay-en-la-vejez
En síntesis, independientemente de los cambios físicos que muchas veces dificulten (pero no imposibilitan) la sexualidad de los mayores, no todo acaba ahí, la sexualidad va mucho más allá de las genitalidad.

La sexualidad constituye una experiencia global que integra la totalidad del cuerpo y de la mente. Más allá de coito también existen las caricias (y los sentimientos que nos evocan), las fantasías, los deseos, etc.
Como gerontólogos, entonces, es nuestra misión trabajar en el proceso de desmontaje de las ideas que definen erróneamente la vida sexual de los mayores, a nivel social, a la vez que desmontamos nuestros propios prejuicios respecto a esta realidad, hasta ahora subterránea.
tumblr-m587lj7gx71qzfpyko1-1280
Referencia
Bowd, A (2003). Steriotypes of elderly person in narrative jokes. Research on Aging. 25 (1), 3-21.

No hay comentarios:

Publicar un comentario