lunes, 5 de noviembre de 2012

Prensa: "Envejecimiento Activo en el marco europeo" Diario de León



Prisciliano Cordero del Castillo, es sociólogo y además, fundador de la Universidad de la Experiencia en León. El pasado 31 de octubre, el Diario de León, publicada este artículo, relacionado con el concepto de Envejecimiento Activo, y las políticas europeas enmarcadas en el año 2012, declarado del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional.
Os dejamos el texto íntegro del artículo, y el enlace al propio artículo publicado en la edición digital del Diario de León (haz click AQUÍ)

El día 18 de enero de 2012 se inauguró en Copenhague el Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional. La declaración del 2012 es el resultado de las exigencias de los cambios demográficos registrados en Europa en las últimas décadas y de un largo proceso de estudio, concienciación y trabajo, en el que España ha jugado un papel muy importante. En el 2002 se celebró en Madrid la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, organizada por la ONU, en la que se estudió la necesidad de crear políticas sociales a favor de este sector de la población. En el 2007 se desarrolló en León la Conferencia Mundial de la Región Económica para Europa de Naciones Unidas, que terminó con la Declaración Ministerial de León, en la que se pedía: fomentar el envejecimiento activo, la vida independiente, la participación social y la educación a lo largo de la vida. En el 2010, España, durante su Presidencia Europea, organizó en Logroño la Conferencia Europea sobre Envejecimiento Activo. En las conclusiones se propusieron una serie de objetivos a conseguir, entre otros, la celebración del Año Europeo de Envejecimiento Activo en el 2012.
Durante este año 2012, como propuso la Comisión Europea en su inauguración, se fomentarán y apoyarán todas las iniciativas que busquen el envejecer activo a todos los niveles: estatal, regional, local y social, para concienciar del rápido envejecimiento de la población europea, promover la convivencia entre las generaciones y buscar la forma de que envejecer no sea un problema, sino una oportunidad para seguir ejerciendo un papel activo en la sociedad.
El envejecimiento activo es una exigencia del envejecimiento demográfico que se ha registrado en la sociedad occidental en general. El triunfo que el hombre ha conseguido en el siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI sobre las enfermedades es uno de los mayores logros de toda la historia de la humanidad. El control de la mortalidad ha proporcionado una mayor esperanza de vida, lo que ocasiona el envejecimiento de las personas y de las sociedades desarrolladas. En 1900 la esperanza de vida en Europa estaba entorno a los 35 años. Según el INE, en España la esperanza de vida al nacer en 1900 era de 34,76 años, en 1991 había pasado a ser de 77 años y en el 2011 llegó a los 82,5 años de media, 78,9 para los hombres y 84,9 para las mujeres. Las sucesivas conquistas de una mayor esperanza de vida han propiciado el aumento acelerado de la población anciana, con más de 65 años, que en España hoy alcanza a ocho millones de personas.
Otra manifestación del envejecimiento es el crecimiento de los octogenarios, que ya son más de 2,2 millones de personas y de los centenarios, que en el censo del 2001 eran 4.000 y hoy pasan de los 8.000. Este hecho, muy positivo a nivel individual, no lo es tanto a nivel social, pues acarrea serios problemas económicos, socio-asistenciales, demográficos y culturales, tales como: aumento de la población pasiva dependiente, aumento de gastos asistenciales y médico-sanitarios, predominio de una mentalidad conservadora, pérdida de calidad de vida.
Esta nueva situación socio-demográfica exige políticas sociales que rompan con la asignación clásica de actividades estancas para los distintos grupos de edad: educación para la infancia y juventud, trabajo para la edad adulta y descanso para la ancianidad. Hoy habrá que redefinir el concepto de descanso y llenarlo de contenido para ocupar de forma activa ese espacio que va desde los 65 años hasta los 82 y más años, que tiene el español de vida media o esperanza de vida.
Pero ¿qué es el envejecimiento activo? Tenemos que decir que no existe un único modelo de envejecimiento activo. Analizando distintos trabajos de organismos internacionales, se pueden encontrar varias definiciones. Por ejemplo, la Comisión de las Comunidades Europeas entiende por Envejecimiento Activo el modo de adoptar estilos de vida saludables, trabajar más tiempo, jubilarse más tarde y mantenerse activo tras la jubilación, lo que supone aumentar las posibilidades para una vida mejor. La Comisión Europea de Empleo, ante el envejecimiento demográfico y la mayor esperanza de vida, defiende que la finalidad de las políticas de envejecimiento activo debe ser alargar el período laboral.
Habría que motivar a los trabajadores para permanecer activos por más tiempo, optar por una jubilación más tardía para así poder reducir los costes de las pensiones, conseguir algún ingreso extra y obtener una mayor aportación a la sociedad. Sin embargo, para la OMS el envejecimiento activo es un «proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen» (OMS, 2002: 79). La OMS hace referencia a la participación de los mayores en las cuestiones sociales, económicas, espirituales y cívicas. Las personas que se jubilan, que están enfermas o que son dependientes, pueden seguir colaborando activamente y siendo útiles a sus familias y a la sociedad en general. Para la OMS la clave del envejecimiento activo está en poder seguir ejerciendo un papel activo del modo que sea y allí donde se viva. Sólo se puede envejecer bien si se participa, si se contribuye. La solidaridad, dar y recibir de manera recíproca entre individuos, así como entre generaciones, es el principio más importante del envejecimiento activo (OMS, 2002:79).
Hoy se considera que la educación es uno de los factores que más contribuyen a la participación social y a conseguir un envejecimiento activo. En los siglos XIX y XX se consiguió la generalización de la educación para el conjunto de la población, independientemente de su condición social, procedencia, sexo o raza; pero se pensó en la educación referida a los años de formación, entendiendo por años de formación la infancia y juventud. Ahora y a lo largo del siglo XXI ha de conseguirse la definitiva socialización e institucionalización del derecho a la educación a lo largo de toda la vida. (Life-Long- Learning and Life-Wide- Learning). En una sociedad post-industrial, profundamente tecnificada y en continuo cambio, como es la nuestra, resulta cada vez más necesaria la educación permanente a lo largo de la vida para todo el que quiera evolucionar al unísono con la sociedad, pero se convierte en una necesidad apremiante para las personas mayores, generalmente más expuestas a la marginación social y al aislamiento, si no quieren quedar ancladas en el pasado y al margen de la sociedad. «La educación sin límites temporales ni espaciales se convierte entonces en una dimensión de la vida misma» (Informe Delors, 1996). Por ello, podríamos decir que la educación de los mayores es una condición necesaria para el desarrollo pleno del individuo y para un envejecimiento activo.
Después de este breve recorrido por los conceptos de envejecimiento demográfico y envejecimiento activo, podemos concluir que el Consejo Europeo, con la declaración del 2012 como Año Europeo del Envejecimiento Activo, invita a toda la sociedad a tomar conciencia de la nueva realidad europea: el envejecimiento acelerado de la población, y a buscar soluciones para que el logro de vivir más años sea una oportunidad para seguir activos y no un problema para la sociedad. Ante la mayor esperanza de vida, hoy se están proponiendo muchos modelos de envejecimiento activo: unos se centran en el carácter productivo, económico y social de las personas mayores, otros en asegurar la calidad de vida y la salud de los mayores.
Yo propondría como ideal el modelo propuesto por la OMS, que lo considera como un «proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de asegurar la integración social y la calidad de vida a medida que las personas envejecen». Cada persona tiene que elegir la forma de seguir activo en la sociedad, bien sea manteniendo actividades físicas, culturales, recreativas, sociales, de voluntariado, o bien todas a la vez. Un factor determinante para ayudar a los mayores a seguir activos y disfrutando de todas las oportunidades es la formación permanente, reglada o no. Cuando las personas mayores no encuentren respuesta a sus necesidades por parte de la Administración o de otras instituciones, y esto suele suceder en años de crisis como la que estamos viviendo, cuando ya no puedan ser activos, ni útiles a la sociedad, allí debiera estar el voluntariado de los mismos mayores para ayudar y atender a este colectivo en expansión y en riesgo de exclusión social.

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