viernes, 16 de noviembre de 2012

A mi manera: Ángel de Castro "Lo bueno, si es breve, dos veces bueno -I-"


Hay un cansancio en el ambiente sobre los largos discursos que, pasados por la piedra  angular de la concentración,  podrían reducirse a dos o tres conceptos, no más de unas palabras bien hilvanadas construyendo una frase y ni siquiera una larga parrafada. Bien es verdad que, por otro lado, estamos llegando al límite de la parquedad, la pobreza verbal y el microrrelato, que no relata nada, potenciado todo ello por las nuevas tecnologías.

Pero abreviemos haciendo honor al título de esta nueva serie sosteniendo que lo bueno, si breve, dos veces bueno, como nos enseñó Baltasar Gracián en el arte de la expresión, o dicho de otra forma: ir al grano, y no andarse por las ramas mareando al personal como si de perdices se tratara., o ir a lo esencial sin multiplicar los paréntesis accesorios y rincones del vacuo parlamento sobre uno mismo y sus enseres, que solo le interesan a ese mismo personajillo, ¿qué somos sino personajillos?, por mucho que ahueque su voz, saque pecho y se entusiasme con sus largas y vacías pedorretas, por no decir peroratas, o viceversa mejor.


Lo dicho: ir al grano, o como decía en mi infancia la madre de mi mejor amigo, Tano, a su padre: da la consonante, porque solía liarse mucho hablando y nunca sabía acabar, o como dicen los chavales y jóvenes actuales: no te enrolles, majete. Pues eso: al grano.

Ángel de Castro

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