El pueblo que no recuerda su historia, está condenado a repetirla.
No habrá mañana sin hoy
Supongo que los historiadores, son personas que investigan cualquier acontecimiento pasado o el propio devenir de la historia reciente, aportando datos que puedan dar veracidad de lo que dicen o escriben. Sin embargo, cuando se cuenta la historia de una época, de una ciudad o de un pueblo y sus gentes, incluso para aquéllos que han vivido su mismo tiempo y son parte de la historia que quieren contar, sólo podrán aportar una pequeñísima parte, puesto que cada ser humano, es igulmente parte de la historia y es patrimonio de cada uno de ellos. Todo aquello que pertenece a su existencia en este mundo, y que una gran mayoría jamás contará a nadie, sobre todo las penurias y los acontecimientos mas íntimos de su vida y tampoco nadie se lo preguntará .
Hoy cuando el ecuador de mi vida ha pasado con mucho, siento la necesidad de contar algo de mi vida como parte de otras, que seguro nunca tendrán su nombre escrito en una placa de mármol, salvo la que definitivamente ponga fin a nuestra historia.
La verdad es que me cuesta mucho rememorar parte de mi vida, se que tengo algunas lagunas mentales, a lo mejor es que mi memoria es selectiva y ciertas cosas se han borrado de forma definitiva. Por ejemplo, no recuerdo cuando era niño en casa de mis padres, cual era la cena de Nochebuena o de Navidad, si recuerdo el olor a castañas cocidas con anises que mi madre hacía por esos días, también recuerdo el calor en la cocina de leña, en la que se pasaba la mayor parte del tiempo, el frío en las casas se hacía notar en las habitaciones. Cuando íbamos a la cama, mi madre (que Dios la tenga en la gloria, lo que deseo para todas las madres del mundo que se hayan ido) nos calentaba a mis hermanos y a mi, un ladrillo en el horno y lo envolvía en una rodea (trapo de cocina) y nos lo ponía entre las sábanas a los pies de la cama, otra veces era una botella de agua caliente, con lo que se hacía menos difícil el momento de irse a dormir.
No seré yo quien rememore tiempos pasados, para enfrentar a familias o reinventar clases sociales, cuando cada uno de nosotros, intenta dejar aparcado en el recuerdo, algunos episodios de nuestra historia y no como dice la serie de televisión,”los mejores años de nuestra vida.”
Quintanilla de Arriba, pueblo como otros muchos de nuestra Castilla, no tuvo capacidad para mantener en su tierra a hombres y mujeres que nacieron en ella y se fueron en sus años mas jóvenes, en busca de mejores oportunidades, allá donde sus ganas de trabajar, su ansia de superación dieran el fruto que su dignidad como seres humanos se merecían.
No deberíamos dejar en el olvido a tantos de nuestros vecinos que quedaron en el pueblo, además de los labradores o trabajadores del campo que ejercieron su oficio en indiferentes actividades como: carpinteros, herreros, herradores, albañiles, pescaderos, carniceros zapateros, pescadores, ferroviarios, yeseros etc., y que en otra ocasión pondremos nombres y apellidos.
Recordar tiempos pasados, pudiera parecer que corresponde a esas personas mayores, a las que contar batallas sobre lo vivido, pudiera parecernos, quizá por añoranza de nuestra juventud perdida, que cualquier tiempo pasado fue mejor, aunque reconociendo que solo a veces ha sido así.
Sin embargo, sin mirar excesivamente atrás, para no convertirnos en estatuas de sal, tendremos que admitir que lo que tenemos hoy, es consecuencia de lo que se hizo ayer y de lo que mañana disfruten o sufran nuestros hijos, será consecuencia de lo hecho hoy.
Hay río Duero! déjame que me siente y te escuche,
Quiero estar aquí, en lo alto, y que me cuentes tus penas
A la orilla del camino, donde el Cristo nos contempla
Cuéntame que te paso, quien te causó tanto pena!.
Pocholo.
Quintanilla de Arriba. A 1 de agosto de 2012
Para el concurso de relatos cortos. Fuera de concurso.
Ha sido una alegria abrir el blog después de una semana fuera y poder leer nuevamente tus pensamientos, con los que me identifico.
ResponderEliminarGracias por escribirnos algo de vez en cuando.