Hablando hace unos días del caso
de una señora mayor que sufrió una caída a la puerta de su casa, recordé unos
planteamientos sobre las viviendas ideales de las personas ya mayores y que
empiezan, o están ya viviendo, los problemas que da la edad. Cuando en nuestros
años jóvenes compramos una vivienda lo hacemos basándonos en la ciudad donde
trabajamos o nuestros gustos, nunca pensando en nuestra conveniencia de años
futuros, cosa totalmente habitual y lógica, no vamos ahora a culparnos.
Podemos considerar la vivienda en
varios capítulos o mejor lo plantearemos como las famosas muñecas rusas, una
dentro de otra. En este caso hablaremos de cuatro “muñecas” que contenidas en
una vamos abriendo de forma resumida:
La primera, la ciudad donde
vivimos. Sería la ciudad ideal aquella en la que nos encontramos cómodos,
espiritual y físicamente. Normalmente es aquella en la que nos hemos criado y
tenemos nuestras raíces, amigos y familia, aquella a la que soñamos regresar en
alguna ocasión, y mejor si es tranquila, bien dotada de servicios, etc.
La segunda, el barrio. Debería
ser tranquilo, con calles llanas y pocas cuestas, aceras amplias, aire sano,
con centros de salud cerca, zonas sanas para paseo y encuentro con amigos, bueno,
ya me entendéis.
La tercera, el edificio. Que no
le falte ascensor ya que las escaleras son uno de nuestros enemigos, soleado,
bien situado de forma que no tengamos que mirar el tráfico antes de salir del
portal, cerca de los transportes y servicios públicos.
Cuarta, nuestra vivienda. Mejor
abajo, que los ascensores fallan a veces, con mucha luz natural; muebles y
armarios de acceso fácil para no tener que subirnos a escaleras de mano
o cualquier otro accesorio ni agacharnos demasiado, calefacción. Importante
disponer de ducha, no de bañera, origen de muchos disgustos, cocina eléctrica,
etc.
Para acabar podemos suponer otra
vivienda, la más importante: nuestro cuerpo, donde reside nuestra persona. Si
bien los anteriores apartados ya los tenemos cuando llegamos “a una cierta
edad” este otro, nuestra vivienda intima y autentica, donde residen nuestros
valores y esencias, nos acompaña siempre y debemos cuidarlo ahora más que
nunca, mediante un envejecimiento activo y sano que nos ayudará a soportar
aquellos otros inconvenientes para los que no tenemos respuesta. Pero para este
si, actuemos en consecuencia.
Francisco Carracedo Arranz. | Presidente de Asociación de Jubilados SAN MAURICIO. Secretario de MAYORES ACTIVOS DE VALLADOLID. Miembro de SECOT |
Reflexionar sobre esto o aquéllo,entiendo que es una de las cosas mas importantes que debemos hacer.Me gusta.
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